Flores de mi jardín

“Flores de mi jardín” fue una serie de obras de tamaño pequeño, 10” X 8”, óleo sobre lienzo, que Ángel realizó a colores en el 2015. Son algunas de las flores en aquel entonces en el patio de la casa de Cupey donde Ángel tiene su estudio y vivíamos antes del huracán María. Fueron las primeras obras pintadas a color en Puerto Rico. Ya Ángel había pintado a colores en el Jardín Botánico de Valencia y estas obras las habíamos traído a Puerto Rico. Todas se vendieron, principalmente, a través de una galería que existió en el Viejo San Juan.

Hay una excepción. Una obra en tamaño más grande, 30” X 24“, que a Ángel no le gusta porque entiende que la pincelada le quedó muy suelta, muy expresiva, y luego de hecha le hubiera gustado haberla pintado más realista o hiperrealista. Así que no la exhibe y la tenemos enmarcada en el apartamento en el que nos refugiamos luego de tres meses viviendo en la casa que quedó medio destruida por María. A mí me gusta la obra proscrita aunque hay quienes le dan la razón a Ángel.  

 Ángel y yo tenemos una regla de oro. En disputas por cualquier cosa relacionada a su arte la decisión final siempre es de él por la sencilla razón de que él es el artista, el creador de las obras, y yo solamente soy un observador. Esta regla es de estricto cumplimiento.

Pero el asunto no queda ahí pues tenemos un crítico de arte, y amigo, que detesta la serie completa. La ve como una serie decorativa, aunque técnicamente bien pintada, pero que carece de la seriedad filosófica, existencial, y de impacto emocional de obras como los fragmentos de cuerpos de la exposición “Memorias de tu cuerpo”.  Para Ángel esta crítica le da igual, no le hace caso.

Pienso que el buen arte, que también sirve para decorar, tiene valor filosófico existencial. Sentirse bien con lo que experimentamos a través de nuestros sentidos, es una forma de darle sentido a nuestras vidas, y sirve para cuestionarla cuando esas capacidades perceptivas se van erosionando con el efecto del tiempo en nuestro cuerpo.

 Es la discusión de nunca acabar. Mejor disfrutemos las obras.







         




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