Ángel y los changos: La changuería del flamboyán y No seas tan chango

 





El encuentro de Angel con los changos fue una especie de amor a primera vista. Tanto le capturaron su atención que un buen día terminó fotografiando un espectáculo de changos bajo un árbol de maga en la yerba y acera frente a la casa. Los changos que aparecen en el díptico son estos changos. A los changos, sin hacerle mucho caso, les importaba poco su presencia a menos que hiciera un movimiento brusco. Le llamaba mucho la atención su negro brillante y la mirada amarilla, directa y retante, y, claro, su changuería.

 

Yo le hacia cuentos de changos. Después de todo había vivido unos ocho años en Naranjito, el pueblo de los changos. Hoy día los changos son los propios naranjiteños, pues no recuerdo haber visto changos ni en la plaza, ni en sus alrededores, pues, según me cuentan, originalmente a la entrada del pueblo habían unos árboles gigantescos con cientos de changos, ya no es así.

 

En la casa hay una acuarela de un flamboyán pintada por Romero. En el arte tradicional puertorriqueño abundan los flamboyanes, como Angel pudo constatar, rojos, anaranjados-rojizos, anaranjados y amarillos. Entrando al expreso desde Cupey, camino a Santurce, habían en la marginal dos hermosos flamboyanes. Así que un buen día paramos y fotografiamos el primero. Y Angel lo pintó de negro. Muchas veces, cuando pasábamos por ahí, me maravillaba la semejanza del flamboyán con el pintado por Angel. Hoy día ninguno de los dos flamboyances existen, cortados para ampliar la carretera. Solo perdura el primero en el cuadro de Angel.

 

El díptico consiste entonces de un flamboyán negro con unos changos en fondo blanco en distintas changuerías. Cómo llamarlo, pues “La changuería del flamboyán” (Díptico, acrílico y óleo sobre lienzo, 130 X 157 cm. 2014)

 

Un día apareció un puertorriqueño que le encantaban los changos pues admitía que se sentía como ellos. La mirada, ciertamente, la tenía, no amarilla, pero pícara. Pero quería la parte del díptico de los changos. No el flamboyán negro porque era   “too dark”.

 

Así que Angel pintó el cuadrito pequeño del chango y el nombre, obviamente, es “No seas tan chango” (Oleo sobre lino, 14” X 18”, 2020). Este no es uno de mis cuadros preferidos porque encuentro que la pose del chango no es muy changa, pero a lo major me equivoco, ¿no será acaso parte de la changuería asumir, cuando es conveniente, una postura con estilo? 

 







 

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