Alzando vuelo - dibujo a lápiz y acrílico sobre papel, 40" X 56", 2017


Alzando vuelo es un dibujo a lápiz y acrílico sobre papel 40” X 56”, y es del 2017. El modelo para la obra he sido yo, Ronald Martínez Lahoz, pareja de Angel y el que escribe esta explicación que sirve para entender mejor la obra.

La idea artística, obviamente, fue de Ángel pero el título fue mi idea - Alzando vuelo-, pues no, solamente, por la postura, bastante incómoda, por cierto, sino también porque creo que los humanos siempre estamos alzando vuelo y ahora, especialmente, en plena decrepitud, el vuelo puede ser con destino a la tumba fría, al polvo, a los cielos, a morar con el Señor, como dicen casi todas las esquelas, al mundo de los espíritus, como dirían mis vecinos de Santurce, al astral, dirían los más sofisticados, y algunos apostarían a las pailas del infierno por maricón, pagano, independentista.

O quién sabe, vuelo a ninguna parte como están haciendo los adictos a los aviones que compran pasajes a ningún lugar, pasajes que venden las líneas aéreas en minutos en los cuales te montas en un avión por unas horas y luego regresas al mismo aeropuerto. Me pregunto si harán maletas. Algunos serán capaces de hacerlas, sin duda, para darle más realismo a la estúpida fantasía. Los humanos somos la especie más ineficiente del planeta, qué pájaro volaría a ningún lugar y sin ningún propósito. Ninguno, pues la naturaleza los elimina inmediatamente por no servir para nada.

La postura disimula bastante mi cuerpo decrépito y mi cabeza, hoy día, con bastantes más pelos gracias a los genes de mi madre, pues no veo un barbero desde el comienzo de la pandemia.

Se notan mis tres tatuajes. Uno muy pequeño, una gaviota sobre un triangulo, que me lo hice para celebrar creo que mi cumpleaños 45. El triangulo se suponía color rosa, símbolo homosexual por excelencia, y la gaviota, pues libertad como Juan Salvador Gaviota. El triangulo no salió rosado gracias a mis genes africanos, lo que me da mucho sentido. Nunca digo que soy blanco como dicen la mayoría en los cuestionarios del censo, negando el bonito mestizaje de nuestra realidad.

Años después me hice la rueda del dharma que es un símbolo budista que significa, entre otras cosas, la rueda de la vida dentro de la que es el Karma, y de las vidas, pues son muchas, y el viaje de regreso a la fuente divina – nirvana. Y en el otro brazo tengo un buda sin terminar pues, aunque la Primera Gran Verdad (de las cuatro) en el budismo es que la realidad es dukkha, que entre otras cosas, significa sufrimiento, la verdad es que los tatuajes duelen y sangran un montón, y no me gusta ni el dolor y menos la sangre, así que el buda se quedó sin el cojín donde estaba sentado y sin la aureola de su iluminación – más como realmente soy. Nada de iluminado.

Disfruten el dibujo de Ángel, uno de los mejores artistas plásticos hoy día del país.

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