El retrato de Jesucristo
Tenemos un amigo católico que estuvo relacionado al arte. Nos narró de una experiencia que tuvo, un trance, mientras acompañaba a su madre en un peregrinaje al lugar de aparición de la Virgen en Medjugorje. Estaba muy activo en un grupo de su iglesia que confortaba y ayudaba a los enfermos, grupo al que tenía que ofrecerles una charla, no recuerdo sobre qué. Unos días antes de la actividad le pidió a Ángel un cartel para su presentación.
Ángel buscó una imagen inspirada en el Santo Sudario de Turín, tomó un lienzo y en dos días le pintó un retrato de Jesucristo con unas imágenes en la parte inferior alusivas a su grupo de apoyo. En la parte de atrás le hizo una dedicatoria y se lo regaló.
El quedó maravillado y no cesaba en decirnos lo mucho que le gustaba la obra y cómo lo admiraban en su iglesia. Nos dijo que lo había enmarcado y colocado en un lugar prominente en su casa, y que lo llevaba a actividades de su iglesia. Ángel nunca le dio un nombre a la obra. Es un óleo que piensa debe medir, más o menos, 44” X 34”, y es del 2015.
Nuestro amigo, como le ocurrió y le ocurre a tanta gente, se afectó muy seriamente con las calamidades humanas y naturales que azotaron y azotan al país, y un buen día nos encontramos con él, ya en tiempos pandémicos, y le pregunté por el cuadro. Nos dijo que había desaparecido, que lo habían hurtado, y no dio más detalles.
Nos intriga el destino de la obra. Me intriga más a mí, que me gusta la historia, que a Ángel que ve sus obras como hijos, hijas, que una vez creadas adquieren propósito independiente de él, y trayectoria y lugar en la vida propia. Me llama la tención la simbología, una imagen de uno de los grandes revolucionarios de la humanidad, de los que iluminaron e iluminan la espiritualidad de millones de seres. Además, es una muy buena obra.
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